miércoles, 12 de febrero de 2014

KAMARAKA (783) con viento y nevado

Desde las témporas de invierno, ya pasa de dos meses, semana sí y semana también, nos anuncian los registros meteorológicos que en Orduña o Matxitxako el viento ha superado los 150 kms/hora. Esto, que es una barbaridad, yo no lo recuerdo en mis ya 65 años de vida en la zona y en este mundo. Y si además le sumamos que el  viento predominante es el sur, cuando aquí estamos preparados para el noroeste, pues nos llegan las desgracias para rellenar los noticiarios macabros en los que parece que la tele más se regodea.
Buya en primer término. Santutxu y Otxarkoaga atrás, los superbarrios obreros del Bilbao de los años sesenta.

El paseo de hoy ha sido al Kamaraka, pasando por el Pagasarri, la Fuente del Espino y algo más.  La noticia más positiva, la de encontrarme con un espectáculo del que nunca había disfrutado, porque ya ha desaparecido hace varias décadas en el Primer Mundo. En 2012 vi otro lejanamente parecido en el Atlas marroquí, pero en  verano. Hoy y aquí he visto... en pleno invierno y con el viento que azotaba, a un trabajador de casi 71 años, montañero también, cómo se esforzaba con el pico y la pala en mejorar la senda a la Fuente del Espino. Como creo que el tema se lo merece, al menos en mi blog, otro día lo explicaré más detenidamente
Iñaki Sarasola Oribe (71 años el próximo día 20), el mendizale de Rentería ahora afincado en Bilbao, que este invierno pica en el Ganekogorta... para rehacer una borda... para que la disfruten todos!
Y a 300 metros ya han "levantado" las excavaciones de la antigua borda. Con Mendi, otro montañero y coetáneo que vive en Algorta y que hoy no se ha atrevido contra el viento huracanado, se han propuesto un objetivo ambicioso.
Desde la senda de la Fuente del Espino, el embalse de Zollo y las cimas de Kamaraka y Goikogane con el resto de la nieve caída anteayer
La Fuente del Espino tira el enorme chorro de casi siempre. Sólo me cruzo con un grupo mixto y maduro de media docena incompleta, que se han dado la vuelta al poco de la fuente por "respeto" al viento. Un korrikolari joven, ataviado al uso licra, viene como un rayo. No sé si corre del huracán o a favor de él.  ¡No, que hace deporte!
La Fuente del Espino, en la senda del Pagasarri a Santa Lucía de Laudio
Y las vacas terreñas de Txema Egia, el ganadero joven de Santa Lucía... Siempre es una alegría ver los animales en la montaña, en su hábitat. Pues entre aquí y Santa Lucía hay 220 de las terreñas, las de aquí y de Sierra Salbada de siempre, las que ya están en peligro de extinción por la invasión de las razas europeas. Y charlo con el ganadero, que además coincidimos en que  el apellido nos delata como parientes, descendientes ambos de la estirpe heráldica de Okondo.

"Con este invierno no tienen nada comida ni la tendrán hasta mayo", me dice desde el tractor en el que les sube todos los dias los fardos de hierba desde su viejo caserío laudiotarra
Y en la conversación, desde el asiento en la cabina del gran tractor, me "llora" que si no tiene más ayudas, él sólo no va a poder salvar esta raza.  Y curiosamente, también nos vimos y charlamos en mi anterior subida a este monte el pasado invierno y, como hoy, haciendo cada uno nuestro "trabajo".

El viento en la cima, helador y desestabilizador tanto para mi  como para las pilas, por lo que sólo he podido sacar dos fotos... y quedarme frío.
Ganekogorta, con más nieve en la cara norte, también blanquea por la sur
Valle de Okondo
El paso veloz por la cima de un  montañero que viene del Pagasarri y baja a Llodio me altera de súbito el plan. Me uno un rato a él para que me indique la bajada por el Goikagane  a Arakaldo. Pero, tras la cima del monte insignia de Llodio, me  pierdo pronto de la senda que él dice que cree que es, porque no lo parece. Sufro por partida doble en el verticalizado descenso. Mis rodillas por el líquido senovial, el que a partir de los 50 ya no nos suministra lo suficiente.  Mi mente por reconocerme tan torpe y haber calculado tan mal el horario de regreso, que mi compañera me está esperando para almorzar juntos.
Junto a Urgoso-Arakaldo, a sólo unos metros de la carretera general, por la que he pasado miles de veces, nunca pude imaginar que de la montaña y entre pinos baja este regato con cascadas y pozos tan bucólicos como éste
En el paso a pie (16,08 h.) por la ctra. vieja de Arrankudiaga puedo comprobar que aún ni se ha caído ni se ha restaurado este impresionante palacio que tantos miles de vizcaínos hemos visto desde el coche en la peligrosa curva de su delantera
Y el almuerzo y primer bocado del día se me retrasan hasta las 18 h. Y en la caminata de hoy, según la báscula, he dejado dos kilos de mi peso. Y consultando en internet la página Mendikat (la que se  subtitula "la biblia de las montañas"), compruebo que he pasado por las cimas de Gazteluzar (717), Kamaraka (783), Mugarriluze (735), Goikogane (702), Otsoerreta (486) y Alpitsu (499). Y el viento no ha conseguido doblegarme. Pero esta vez las escaleras de mi cuarto piso las he tenido que subir en el ascensor.

2 comentarios:

  1. Impresionante. Cada día lo bordas más y mejor. Conciso, claro y directo.
    Una pena lo del palacio.
    Finalmente, un saludo a Inaki Sarasola Oribe que puede que sea un pariente lejano.

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    1. En la mañana que escribes estas palabras de ánimo, ya pateo la aldea de Olabezar para su reportaje en este blog.

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