domingo, 20 de abril de 2014

VALORIA Y LOMILLA, PEDANIAS DE AGUILAR

Domingo de Pascua de Resurrección en la Iglesia Católica... y para sus clientes, proveedores y usuarios, versus feligreses.

-Y tú, tío... de qué vas disfra... zazado y de don...donde vienes? - me increpa el joven trasnochador en su "español" de las 9 de la mañana tras pasar la noche santa en la adoración al alcohol y la droga.

-Ke me salido, pues, de la palíkula esa... la de los quinse apellidos... y de los Bilbaus la ostia... y voy un rato a por caracoles... que ya pronto es San Prudensio allá en un barrio... en Armentia! - le respondo en "baskoñol" sin soltar mi paraguas, pero no sé si me "copia".
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Por fin llega el "agua bendita" de abril, tras el "oasis" de tres semanas de buen tiempo y hasta calor, que me ha permitido andar por la montaña como cabra en su sitio. Paraguas abierto, botas de piel de vaca de los ochenta con polainas modernas... y la txapela sin capar, marcho a pasar la mañana por dos de las pedanías de Aguilar, un entrenamiento suave al son de la lluvia que no cesará en las cinco horas  de mi paseo.
En la vieja carretera a Valoria, me encuentro con esta "barricada". Ahora salvarse de las autovías es un lío para los grandes andadores, una especie en extinción.
En Valoria me entretengo un buen rato con Angel (71), que cuida sus seis vacas y la pequeña ternera de seis días junto a su casa. También su mujer es encantadora. Me habla de la feria de Zorroza y de que hace dos años fue al funeral de su hermano en Portugalete.

La vista del pueblo, las vacas de Angel, el palacio señorial, la iglesia con la cigüeña en su atalaya, un rincón florido, la fuente... y hay más cosas en esta pedanía a cuatro kms. de su capital municipal.
Y en esta casona, antiguo bar junto a la vieja carretera, yo cené mi primer jabalí a sabiendas, en compañía de Coradas, César el bancario, El Rubio y Manolo Suances. Pero de eso hace ya cuarenta años. Hoy, su actual propietario, que me espera en la puerta al verme sacar la foto, me quiere vender su casa de al lado.

A las 11,30 h. llego a Lomilla -aquí nunca había estado- y primero el marroquí Assedik (36) y después el pamplonés César (61) me abren sus casas, como si me creyeran buena persona -¡Gracias!- Y hasta subo a la Misa de Pascua, a las 12h. con 31 "feligreses" presentes  si me incluyo a mí y al cura.

Hoy no cuento las casas ni los habitantes, que bastante tengo con protegerme del agua y hacer malavarismos con la vieja retratadora para que no se moje ni me falle y retrate un montón de detalles.  Pero con los que hay en misa, ya está dicho... y eso que me dice el cura Luis (45) que lo de hoy es un "espejismo"... y yo sé que es el acto social obligatorio del día. Pues... Amén!


Casas y cabañas, piedras de antes y de ahora, arte castellano... quedan trabajadores y artistas en esta aldea.

Y el reportero, peregrino y montañero, camina hoy cinco horas bajo la lluvia y bajo dos paraguas para vivir la Misa con los parroquianos de Lomilla.
A las 14 h. llego a Aguilar. Sus soportales están abarrotados. El  nuevo "bar" Siglo XX tan lleno... que hasta  a mi "colega" Miguel de Unamuno le costaría reconocer. Las gentes visten como en el siglo XXI. Per Bat, Patxi pues, va como personaje de ficción salido de la película del momento, esa de muchos apellidos vascos.


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