domingo, 20 de julio de 2014

ALMONGA (1520) en Cervera de Pisuerga


Tras dos meses largos ausente de este blog (por otras actividades como dos nuevos Caminos de Santiago ya subidos a Peregrino Bat), vuelvo a disfrutar y a aprender a la Montaña Palentina.



Dejo el coche en Cervera a las 8,20 h. Los montañeros del club de aquí, esta mañana acaban de marchar. Deben de ir a una ruta más larga o difícil, porque la hora habitual de salida en mayo era a las 8,30 desde el Bar El Roble. Tampoco han dejado comentado a donde van. Mi mochila ya viene cargada con lo imprescindible para cualquier mañanera en estas alturas, aún con la amenaza de lluvia que se anuncia posible. Y en mi cerebro siempre hay montañas alternativas que aún no he hollado.


A las 9,15 h. atravieso en diagonal y descenso esta campa para buscar el camino...
...que encuentro en este de carro de siglos pasados, metido en la frescura del frondoso bosque de robles y hayas.

Con la información y consejo de un paisano, a las 8,45 h. inicio a pie por carretera hasta el ya abandonado puesto de la Cruz Roja. Después, aunque el camino no está indicado, me oriento por la visión y la intuición. Primero monte frondoso por senda a ratos segura y a otros insegura y monte a través. Después la peña pelada me muestra una nueva senda casi segura. A las 10,20 h. hago cima.

En la cima, el buzón es pequeño, pero las vistas enormes.

Cervera de Pisuerga, abajo al este, casi a su pie, por eso lo consideran "su montaña"
Otto (65) me ha precedido en la cima. Charlo unos minutos con este indígena y montañero cerverano, que tiene que volver raudo porque le esperan otras obligaciones familiares. Desciendo  por la vía directa y más vertical hacia Ruesga, donde el "oasis" del pantano te invita a ser  el punto de mira en la inmensa visión de la montaña palentina.

Ruesga con su embalse al norte, en el camino a los "tres gigantes" de Palencia, Espigüete, Curavacas y Peña Prieta, ya repetidamente hollados por mí.



En 50 minutos, tras vadear descalzo y con el pantalón arremangado el cauce del río Carrión, llego a la carretera, que en otros 20 me lleva al punto de salida a pie. Sólo me he tropezado en el frondoso bosque con un corzo, que ha desaparecido veloz. Los pocos restos de otro han podido ser lo que el lobo hambriento no ha podido ingerir en su festín

La anécdota jocosa de la mañana es que atravieso descalzo los casi 8 m. de anchura y 20.cms, de agua muy corriente por un paso de camino cimentado para vehiculos de monte... y en medio del Carrión veo a diez metros a mi izquierda un paso peatonal elevado, al que la intensa vegetación me ha ocultado unos metros antes.

En resumen, un paseo de tres horas y pico a pie, con media hora en la cima y cuarenta minutos en coche. La amenaza de lluvia ha quedado en unas gotas casi inapreciables que ni me han cuestionado abrir la mochila para sacar el txubaskero. A las 13,20 h., ya duchado y vestido de domingo, estoy en la vida social de los soportales de Aguilar de Campóo con mi esposa.












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