sábado, 21 de marzo de 2015

SERRA GELADA (435)


Estreno la primavera con un paseo mañanero por esta Sierra, de nombre tan contrario al clima de los pueblos más cercanos, uno de los paraísos del turismo europeo, que hasta a mí me gusta en invierno por la garantía de su excepcional tiempo. En la misma mañana que mi hijo lo hace subiendo una vez más al Gorbea (1482) con su amigo... ¡Zorionak, Txus Ureta 50 Urteak!

Estreno el día con el trabajo cotidiano en internet. Y después el desayuno con mi compañera es muy importante para que la jornada vaya bien. Con su permiso, salgo a las 10 h. para hacer una mañana montañera ambiciosa en 4,5 horas.

Subir desde la playa a buen ritmo, me hace sudar. El frío y mal tiempo de los pasados días, me ha dejado otra vez más con las ganas de hacer el Puig Campana, que todos los días lo he mirado desde abajo y sólo he conseguido verlo algunas veces pero con la "txapela" de las nieblas en su cima.

Hoy el tiempo es una incógnita. Hay niebla media mañana, que arriba a ratos juega conmigo para sacar las fotos. Estas son las que más me entretienen. Alcanzo en mi acelerado paso a Vanesa (28) y Javier (31), murcianos, historiadora ella y profesor de ciencias él, en los que intuyo simpatía y  práctica montañera, por lo que sigo con ellos en recíproca interesante charla.  Hacemos los cálculos de mi apretado tiempo... y no me da ni de coña para acompañarles hasta la antena de encima de la playa del Albir (Altea). Estoy cerca pero...tempus fugit... así que me doy la vuelta y subo a  cuatro cimas  que se rasgan casi verticalmente en más de 300 metros hasta el mar. Antes me tocan otros tantos barrancos, pero el paseo es una tontería  para montañeros curtidos. Aunque, cuidadito con las tonterías de casi todo su recorrido por senda pisada de piedras muy sueltas y duros repechos.


En cuarenta minutos he descendido del "Mendibil" (como le llamamos algunos vascos al más cercano a la cruz y tercera cima en el cordal, empezando por el sur) al hotel en la calle Ruzafa. Sí, he corrido. Pero también he vuelto a pararme en la Cruz de Loix a retratarme con ella... y no me salía ni una foto decente. Y a charlar con uno de Basauri, que le he reconocido "a lo loco" por su ropa montañera, por el habla y por la nariz.


Aún me han sobrado siete minutos de las 14,30 h. pactadas para la comida, tiempo de sobra para ducharme y cambiarme de ropa.


Esto es el Mediterráneo.  Y también esto es Benidorm.









 

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