martes, 28 de noviembre de 2017

PUERTO VASCO DE ORDUÑA, SIMBOLO DEL CICLISMO

Esta Historia es de...  Y, desde aquí, le doy mi agradecimiento y le sumo mis redes de comunicación.

Crónicas del Alto Nervión

Aketza Merino Zulueta


El Puerto de Orduña: santuario del ciclismo


El puerto de Orduña se trazó entre 1765 y 1773 como parte del Camino Real que habría de unir Bilbao con Burgos. Fue financiado por el Consulado de Bilbao, el Señorío de Bizkaia y la misma ciudad de Orduña; por ello, y por la importancia del enclave, es conocido por su nombre a pesar de que transcurre íntegramente por terreno del alavés valle de Arrastaria, excepto los últimos metros que ya son burgaleses.
Durante décadas, miles y miles de arrieros circularon por el puerto con sus bueyes y carros, con sus burros, caballos y mulos transportando lana, trigo y todo tipo de bienes en la que fue la principal ruta comercial terrestre del norte peninsular. También circularon por la misma ruta los ejércitos franceses y españoles, los cristinos y carlistas, en su continuo ir y venir como perseguidores y perseguidos. En sus laderas hubo emboscadas y batallas, como la célebre de la Venta del Hambre, establecimiento que a tantos y tantos viajeros dio servicio durante siglos.

 
Tras la entrada en funcionamiento del ferrocarril entre Bilbao y Tudela en 1863, el comercio por esta ruta llegó a su fin y el tránsito de viajeros y mercancías por el puerto se redujo a los movimientos estrictamente comarcales entre Valdegovía, Losa, Orduña, Ayala, etc. Hubieron de pasar varias décadas hasta que el viejo Camino Real se convirtió en Carretera Nacional, hasta que el automóvil se generalizó como medio de transporte y esta ruta recuperó, aunque solo en parte, la importancia de antaño.
Y fue entonces cuando otro vehículo, mucho más modesto y asequible, movido tan solo por la fuerza de las piernas y el empuje de la voluntad, habría de poner el puerto de Orduña en el punto de mira de todos los aficionados a uno de los deportes más populares de Europa: el ciclismo.
Aunque ya solo muy de vez en cuando las carreras profesionales suben el puerto de Orduña, siempre muy lejos de meta y sin ninguna relevancia en el resultado final, hubo un tiempo en el que en sus rampas se escribieron algunas de las páginas más brillantes del ciclismo. Aún estando siempre bastante lejos de la línea de meta, durante varias décadas los 7,9 kilométros al 7,62% de Orduña constituyeron uno de los puertos más duros y decisivos de una Vuelta a España que solía presentar recorridos mucho más suaves que sus homólogas francesa e italiana.

La Vuelta ha ascendido Orduña un total de 13 veces, siendo la última en 2012. El puerto se estrenó el 2 de mayo de 1956 en la penúltima etapa de la ronda, que unía Bilbao y Vitoria-Gasteiz. No tuvo, sin embargo, demasiada historia la ascensión: el vizcaíno Benigno Aizpuru fue el primero en coronarlo y se hizo con la victoria de etapa. Bahamontes, habitualmente dominador cuesta arriba, no destacó en su paso por Orduña. En la general solo pudo ser cuarto, con su archienemigo Jesús Loroño en segunda posición a solo 13 segundos del ganador final, el italiano Angelo Conterno.

La Vuelta no regresó hasta el 9 de mayo de 1961, en la 14ª y antepenúltima etapa, 235 kilómetros entre Santander y Vitoria-Gasteiz. Por aquel entonces se corría por selecciones nacionales y Orduña fue escenario de continuos ataques de la escuadra española para eliminar al líder, el belga André Messelis, que logró salvar aquella jornada pero no la siguiente. Por la cima pasó en primer lugar Antonio Karmany, que venía fugado con dos compañeros desde el puerto de Las Muñecas. Aquella edición la ganó el valenciano Angelino Soler, el corredor más joven en ganar la Vuelta a España con solo 21 años.

Dos años después, la Vuelta regresó a Orduña pero no lo hizo al final sino en la 3ª etapa, disputada entre Torrelavega y Vitoria-Gasteiz, 249 kilómetros. La gran atracción de aquella edición de 1963, que fue la más corta de su historia, era el gran Jacques Anquetil, que ya acumulaba tres Tours y un Giro. El francés ganó la Vuelta sin grandes problemas y fue el primero en completar el “triplete” de grandes. Aunque sin duda muchos debieron acudir a ver al ciclista del momento, la ascensión a Orduña no deparó espectáculo alguno. Guy Ignolin se fugó casi de salida y coronó en primera posición; y aunque ganó dos etapas en la Vuelta, aquella fue para Antón Barrutia.

La fama del puerto de Orduña comenzó a fraguarse sin duda en una jornada histórica que tuvo lugar nada menos que un 8 de mayo, del año 1968. El gran favorito de esta edición era Felice Gimondi, joven ganador de Giro y Tour, que siguió los pasos de Anquetil unos años atrás y acudió a la Vuelta con la intención de convertirse en el segundo corredor de la historia en ganar las tres grandes. El italiano lo logró y fue precisamente en la 14ª etapa, 244 kms entre Santander y Vitoria-Gasteiz, cuando dio su golpe de autoridad. Salía como líder José Pérez-Francés, un gran corredor, mientras que Gimondi se había mantenido en un segundo plano. Hasta Orduña. A un kilómetro de coronar el puerto, el italiano atacó llevándose consigo a José Antonio Momeñe y Eusebio Vélez y, siempre llevando la iniciativa, dieron alcance a los supervivientes de la fuga, con la excepción de Eduardo Castelló, que se llevó la victoria de etapa. Gimondi recortó al líder casi minuto y medio y pasó a aventajarlo en la general por 11 segundos. Al día siguiente, un artefacto explosivo colocado por ETA en la carretera llevó a la suspensión de la etapa. Gimondi certificó su superioridad ganando la crono y así se hizo con la general de la Vuelta.

Después de esto, Orduña se convirtió en todo un clásico de la Vuelta. En la edición de 1970, se incluyó en el trazado de la 17ª etapa, un 10 de mayo, con un recorrido ya habitual entre Santander y Vitoria-Gasteiz, de 191 kms. No pasó gran cosa esta vez. El vizcaíno Andrés Gandarias coronó el puerto en primer lugar en una etapa que ganó el belga Willy In’t Ven. La edición fue para Luis Ocaña gracias a su desempeño en la crono final, que unió Llodio y Bilbao. Tanto Gandarias como Ocaña habrían de protagonizar futuras escaramuzas en las rampas de Orduña en años venideros.



Sin ir más lejos, el conquense fue el gran animador de la 12ª etapa de la Vuelta a España de 1971, disputada el 11 de mayo entre Bilbao y Vitoria-Gasteiz sobre un recorrido de 185 kilómetros. Ocaña llegó a esta etapa con mucho tiempo que recuperar en una clasificación general que encabezaba Miguel Mari Lasa. El genial escalador conquense afincado en Mont-de-Marsan simplemente despegó sin mirar atrás en la primera rampa del coloso vizcaíno y por la cima ya aventajaba a Lasa en minuto y medio. Nueve corredores le siguieron la rueda pero uno a uno fueron cayendo hasta que cedió el último, el alemán Bracke, en el puerto de Herrera. Tras una colosal exhibición, Ocaña entró en la meta de Vitoria-Gasteiz con más de dos minutos de ventaja sobre Scheepers y Bracke, que a la postre fue el vencedor de la ronda. Ocaña solo pudo ser tercero pero aún no había dicho su última palabra en Orduña.

Al año siguiente, la organización programó el paso por Orduña el 13 de mayo de 1972, en la penúltima etapa entre Torrelavega y Vitoria-Gasteiz, con 219 kilómetros. Al día siguiente, un doble sector con crono final terminaría por decidir la ronda. Luis Ocaña había decidido pasar de la Vuelta y acudir con todo al Tour tras la desafortunada caída que sufrió en el Col de Mente la edición anterior, cuando estaba siendo claramente el dominador de la ronda logrando que el insaciable Eddy Merckx doblara la rodilla. La jugada no le salió bien pero esa es otra historia.
En aquella Vuelta de 1972 estaba otro corredor no menos genial llamado José Manuel Fuente, “el Tarangu”. Este legendario escalador salió como líder de Torrelavega y demostró su clara superioridad dejando tirados en Orduña a sus dos máximos rivales, Lasa y Tamames, que a la postre le acompañaron en el podio final. Fuente fue alcanzando y descolgando a todos los fugados y coronó en cabeza aventajando al pelotón en casi 2 minutos. Había demostrado que era el más fuerte de la carrera. Por eso, después se dedicó a reinsertar en el grupo de cabeza a su compañero González Linares. En todo caso, hubo reagrupamiento general y el vencedor de la etapa en la capital alavesa fue Agustín Tamames.

Posiblemente, la ascensión a Orduña más brillante y mítica fue la que tuvo lugar el 12 de mayo de 1973. Repitiendo la fórmula del año anterior, se trataba de la penúltima jornada antes del doble sector final, si bien en esta ocasión la etapa finalizaba en Miranda de Ebro tras haber recorrido 203 kms desde Torrelavega. Es decir, Orduña quedaba mucho más cerca de meta.
Era la etapa reina de una ronda que se planteó como un duelo entre el mejor corredor de la historia y dominador del momento, Eddy Merckx, y el indomable e infatigable Luis Ocaña, su máximo rival. A rebufo de este par de ases, la Vuelta presentó una participación inusualmente brillante, con gente como Bernard Thevenet –ganador de los Tours de 1975 y 1977-, Roger Pingeon –ganador del Tour en 1967 y la Vuelta en 1969-, y los sólidos bloques del Kas y la Casera.
En la salida de Torrelavega, el belga era líder y ya había ganado cuatro etapas. Pero Ocaña no se rendía nunca. Así, en las rampas de Orduña un corredor del calibre de Agostinho hizo de lanzadera del ataque de su jefe de filas, Ocaña, que saltó a mitad de ascensión. Tras soltar a Merckx y Thevenet, el conquense coronó en solitario con medio minuto de ventaja. Sin embargo, por detrás ambos unieron fuerzas para cazar a Ocaña entre Osma y Espejo, de modo que en la meta de Miranda el insaciable belga se hizo con la victoria y ratificó que, simplemente, era el mejor.




Orduña era un puerto que proporcionaba espectáculo, y no faltó en la edición de 1974 en la 17ª etapa entre Bilbao y Miranda, un 10 de mayo. En esta ocasión, se llegaba al puerto vizcaíno tras subir otro duro puerto como Urkiola, en cuyas rampas atacó un Ocaña que no lograba encontrar su mejor golpe de pedal tras haber ganado, al fin, el Tour el año anterior -eso si, con la ausencia de Merckx-. El líder era Fuente, 3º el Tour anterior y gran animador del Giro entre 1972 y 1974, y no tuvo problemas para responder a sus ataques.
Ambos se marcaron durante toda la ascensión a Orduña, que fue coronado en primer lugar por Santiago Lazcano, que iba escapado. De hecho, a Fuente y Ocaña se adelantaron en la subida varios corredores, como Tamames, que a la postre se llevó la etapa en Miranda. Fuente se llevó la ronda con solamente 11 segundos de ventaja sobre Agostinho, con Ocaña cuarto.
Para hacernos una idea de cómo se las gastaban estos corredores, el Tarangu se presentó en la línea de salida del Giro solo cuatro días después con la intención de doblegar a Merckx. En una de las mejores ediciones que se recuerdan de la ronda italiana, Fuente se exhibió en montaña día sí y día también para delirio de los tifossi. Sin embargo, camino de San Remo en una jornada aparentemente intrascendente una de sus clásicas pájaras le hizo perder todas sus opciones a la victoria final.

Mientras, la fórmula de la Vuelta parecía funcionar, de modo que en 1975 Orduña volvió a estar presente en la penúltima etapa de la ronda, el 10 de mayo. Aunque sí que hubo diferencias respecto al año anterior: en esta ocasión se subía casi de salida y antes que Herrera, que tendría mayor protagonismo. Por entonces, Txomin Perurena era el líder pero se esperaba batalla entre Ocaña y Lasa. En medio de una espesa niebla que no permitió ver gran cosa, aunque nada pasó, Ventura Díaz coronó en primer lugar. No consiguió sacar renta el conquense y la etapa fue para el holandés Hennie Kuiper. La victoria final fue para Tamames, con Ocaña cuarto otra vez.

Tampoco tuvo mucho protagonismo Orduña en la siguiente edición. El 15 de mayo se disputaba la penúltima etapa de la ronda con final en el Santuario de Oro, por lo que Orduña se subía en los primeros compases de una etapa que salió de Galdakao. Salía como líder Kuiper, que retuvo el liderato al final de una etapa ganada por el alemán Dietrich Thurau. El primero en coronar fue Andrés Oliva, en una ascensión que no tuvo más historia.

Pero los anales del ciclismo aún guardaban una página más para Orduña. Como se suele decir, el recorrido no basta sino que el espectáculo lo tienen que poner los corredores. Y espectáculo hubo el 13 de mayo de 1978 en la 18ª etapa de la Vuelta, 154 kilómetros entre Bilbao y Amurrio con Orduña como mayor dificultad del día a 90 kilómetros de meta. No podía ser de otra manera si estaba en liza el gran Bernard Hinault.
El bretón ya había logrado triunfos importantes la temporada anterior, como la Lieja con exhibición incluida, o la Dauphiné Liberé ante Thevenet –que ganó el Tour-, Van Impe –tercero-, Agostinho o Zoetemelk. Sin embargo, su director, el legendario Cyrille Guimard, decidió posponer su debut en la ronda gala hasta 1978. Y escogieron la Vuelta como banco de pruebas. Hay que tener en cuenta que hasta entonces la Vuelta, organizada por El Correo, era una carrera bastante light con recorridos muy suaves. Aquella edición apenas tenía puertos de primera categoría, había poca crono y solo 3 finales en alto muy flojos. Tampoco parecía que fuese a tener demasiada competencia: ni siquiera estaban los mejores españoles y no había extranjeros de postín, ya que aquel año el Giro comenzó antes de que terminase la Vuelta.
Con cuatro victorias de etapa y el liderato, sin haber realizado un desgaste desmesurado y sin haber encontrado demasiada oposición, Hinault llegó a la penúltima etapa de líder con 50 segundos sobre Pesarrodona, 1’25” sobre su gregario Jean René Bernaudeau y 2’15” a Eulalio García. Y aún faltaba la crono final en Donostia. Tenía la ronda ganada.
Pero Hinault estaba rabioso. Se decía que estaba ganando sin moverse y gracias a las bonificaciones, que se había escudado en su equipo y que no estaba demostrando ser un campeón. Tras pasar por el Alto de la Junta, la carrera llegó a Orduña y allí Hinault se marchó irresistible hacia delante. En la bajada del puerto de Vitoria alcanzó a Pizzini y Gandarias, con quien al parecer tenía un pacto de no agresión, pero que no pudo seguirle la rueda al enfurecido bretón. El propio Gandarias afirma que Hinault no le iba a disputar la victoria pero el bretón se habría cabreado tras los ataques en Orduña de Alberto Fernández, y decidió poner a todos en su sitio.
Hinault coronó en solitario Aiurdin y las Chozas y se presentó en la meta de Amurrio con 1’56” de ventaja sobre un grupo de 14 hombres tras una tremenda exhibición, innecesaria en términos resultadistas, pero que vino a mostrar su indomable carácter así como su fortaleza física. “Lo he hecho para divertirme”, declaró en meta.






Al día siguiente, el sector matutino llevaba al pelotón hasta Donostia, etapa ganada por Txomin Perurena a pesar de los disturbios y los obstáculos colocados en la carrera, lo que llevó a suspender la crono final y dar por terminada la Vuelta 1978. Estos incidentes motivaron la retirada de El Correo como organizador de la ronda y la ausencia de la Vuelta en Euskadi durante décadas. Hinault, se llevó la Vuelta con 3’02” sobre Pesarrodona y 3’47” sobre su gregario Bernaudeau. Tras otra exhibición en el Campeonato Nacional francés, Hinault debutó en el Tour, ganó tres etapas y se llevó la general sin discusión por delante de Zoetemelk, a 3’56” y Agostinho, a 6’54”. El quinto, el francés Seznec, se clasificó ya a 12’50” y el décimo a 22 minutos.
La Vuelta no volvió a transitar por Orduña hasta el año 2012, en una etapa con final en Valdezcaray, por lo que la ascensión no tuvo más historia.
No hay que olvidar que el puerto ha sido ascendido también por otras rondas, como la extinta Vuelta a Álava de aficionados, pero sobre todo por la Vuelta al País Vasco, aunque siempre lejos de meta y sin demasiada trascendencia en el resultado final.
Merece la pena recordar la jornada del 4 de abril de 1985, jueves santo, en que se disputó la 4ª etapa de la Itzulia entre Getxo y Amurrio con un recorrido de 179 kilómetros con Orduña situado a 100 de meta. Iñaki Gastón coronó en primer lugar aunque la etapa no se definió hasta el paso por Garate, a 18 de meta. Allí atacó el asturiano Pedro Muñóz –solvente escalador que había sido 8º en el Tour del año anterior-, que se llevó consigo a Rogiers. Nunca tuvieron demasiada ventaja pero fue suficiente para que Muñóz entrara vencedor en la meta de Amurrio, situada en la subida del Alto López, justo por delante de Juan Fernández. A falta del doble sector final, José Luis Laguía era líder por delante de Peio Ruiz Cabestany, que fue el vencedor final ante Greg Lemond, Marino Lejarreta, Pepe Recio, Perico Delgado y Sean Kelly. Casi nada.
Como era –y sigue siendo- habitual, la participación de la Vuelta al País Vasco era de primer nivel y en la salida se había presentado el mejor corredor en activo: Bernard Hinault. El bretón ya acumulaba 4 Tours, 2 Giros, 2 Vueltas, un mundial, una Roubaix y muchas más carreras, aunque el año anterior se había visto completamente avasallado por un joven Laurent Fignon que le metió 10 minutos en la general del Tour. Por si fuera poco, al comenzar la temporada 1985 abandonó en Valencia y en la Tirreno-Adriático, por lo que no llegaba en absoluto en su mejor momento.
Hinault ascendió Orduña con un ritmo muy diferente al de 7 años atrás y coronó descolgado en medio de una espesa niebla y la lluvia, para abandonar 40 kilómetros después. El escritor Julen Gabiria contó en un artículo publicado en Berria el 5 de abril de 2017 que su afición al ciclismo se fraguó aquel 4 de abril en Orduña. Narraba el triste paso de Hinault por la cima y cómo la gente comentaba que estaba acabado. La respuesta del Tejón fue ganar Giro y Tour.
Lo narrado por Gabiria me trae a la memoria otra jornada de ciclismo entre la lluvia y la niebla, que tuvo lugar el 8 de abril de 1998, en la tercera etapa de la Vuelta al País Vasco. Si aquella vez, tras el paso del pelotón se echaba en falta la presencia de Hinault en el mismo, aquel miércoles ocurrió lo mismo con Jan Ullrich, vigente ganador del Tour. El alemán llamado a marcar una época en el ciclismo apareció en la zona del Panorama escandalosamente descolgado del pelotón, el último de todos. Recuerdo verle sufrir embutido en su maillot de campeón de Alemania con un montón de kilos de más fruto de una preparación invernal intensa en lo que respecta al consumo de productos tradicionales alemanes altos en calorías. Como Hinault, abandonó apenas unos kilómetros después. Aquella etapa, entre Balmaseda y Viana, la ganó Pascal Hervé por delante de su compañero de fuga Iñigo Cuesta. Lograron una ventaja suficiente para que el burgalés ganara la general final.
Hablar del puerto de Orduña es aludir a los mejores ciclistas de siempre: Eddy Merckx, el Caníbal, el mejor de la historia; Bernard Hinault, el único quien logra acercarse en palmarés, ambición y espectacularidad de sus victorias; Jacques Anquetil, el primer corredor en ganar 5 Tours y las tres grandes; el irrepetible Federico Martín Bahamontes, y otros grandes corredores que hicieron de los años 60-70 la que probablemente es la época dorada del ciclismo: Luis Ocaña, Jose Manuel Fuente, Felice Gimondi, Bernard Thevenet, Joaquim Agostinho, etc.
¡Cuántos jóvenes y no tan jóvenes se habrán aficionado al ciclismo viendo pasar a semejantes campeones por las rampas de Orduña!

lunes, 27 de noviembre de 2017

AYALA, C.F.: ENCUENTRO CON LA HISTORIA

 
No hay constancia de que los romanos entraran en el Municipio actual de Ayala. Pero el balompié lo hizo en 1963, de la visión, dirección y constancia del cura Jabier Angulo (82). Y ha durado hasta 2010. "Había que unir a la gente". El sábado 24 nos juntamos en un almuerzo, en el Batzoki de Respaldiza (Ayala) a degustar una alubiada, 33 exjugadores con él... a repasar la Historia del Ayala C.F...

Desde Koldo Gancedo (79)... "siempre me echaban las culpas de todos los líos"...

 
... hasta Mikel Robina (55)... "nos lavábamos en el río de Llanteno, cambiábamos en el camarote del Bar Satia e invitábamos después de cada partido a merendar al equipo contrario, aunque nos hubiéramos pegado en el campo"... (y esto que me dice debe de ser hacia 1985).
 
Nunca federados. Creamos y jugamos siempre los Torneos Primavera, Ayala y Ayala-Encartaciones. Los comentarios van salpicando todos los momentos y grupos en el almuerzo. La historia la vamos contando los 34 ayaleses allí reunidos.
 
La Federación Vizcaína de Fútbol nos conocía,seguía de cerca y estimaba. Jugamos amistosos contra Astillero (Cantabria), equipo asentado en la 3ª División Nacional, y le ganamos 1-3 en su campo. Lo mismo al Oyón (Araba), de la Primera Regional de Rioja, al que ganamos 3-0 en su feudo. Al más cercano geográficamente Amurrio Club, 2ª Regional Vizcaína, también le dominamos 1-3. Como anécdota de éste partido, el entrenador del Amurrio se fijó e interesó por varios del Ayala. A varios nos tenía en su plantilla... y ni lo sabía, nos ninguneaba. Yo mismo, a partir de ese día fui titular varios encuentros con el Amurrio en sus partidos oficiales por la provincia vizcaína y en nuestro antiguo campo de Maskuribai.
 
La prensa regional nos citó como "equipo desconocido, de amigos y muy buen fútbol". Siempre llegamos a jugar 11, aunque andábamos muy ajustados de plantilla... y lejanos al campo de Llanteno, al que algunos llegaban a pie desde su caserío y regresaban igual.  El campo, de propiedad privada, dejado desinteresadamente, tenía porterías de madera, pero no redes, en mi época de los setenta. Dar cabeza a un balón abombado con correas de cierre, era un peligro. Y con la lluvia, pesaba mucho. Jugué unos cuatro años. 
 
Un 7-0 a La Cuadra, en su campo, es la máxima goleada conseguida... "allí, como en Alonsotegui y Arceniega, mucha s veces teníamos líos". Pero nunca llegó la sangre al río, porque luego en la vida de la calle, éramos amigos todos... y lo seguimos siendo. Me parece curioso que nadie recordemos  que nos metieran alguna a nosotros.  Pienso que  ese "olvido" puede ser por nuestro amor a Ayala.
 
Gaizka Gancedo rezaba siempre un avemaría antes de cada partido. Nos lo recuerda Jabier, con lo que tiene la disculpa perfecta para "bendecir" la mesa con el método cristiano. Tampoco ha faltado la misa en la Parroquia de Respaldiza... "por los difuntos del Ayala CF". Son los detalles de una generación... para que contemos a los nietos/as.
 
Yo mismo bajo de Pozoportillo, a donde van a comer mis nietas... que se han sorprendido de que "aitite nunca nos ha contado que ha jugado tanto al fútbol".  Bueno, pues aquí me leerán... y hay más crónicas. Y en la cena me han escuchado con atención.
 
Calculamos en el entorno de 300, los "chavales" que hemos pasado por el Ayala en 47 años. Entre los comensales, dos expresidentes del Amurrio Club, precisamente en la época más gloriosa de sus ya 70 años, cuando lo subieron y mantuvieron varias temporadas en Segunda B Nacional. Con ellos he jugado y mantengo  buena amistad en Amurrio.
 
Una jornada para repetir. Una historia para contar. En el ciberespacio y junto al llar de nuestros caseríos de Ayala, los que algunos aún hemos conseguido conservarlos. Ayala beti.
 
 
Nota. He tenido las dos charlas más amplias con el más veterano y el más joven. Y a Jabier y a Mikel les he "liado" para que me envíen fotos. Esas son las que aún faltan en este artículo. Pero sé que llegarán... y las subiré. Ayala beti!

lunes, 20 de noviembre de 2017

DEL CAMINO OLVIDADO DE HOY AL JURASICO-DINOSAURIO DE HACE 190 M. DE AÑOS.

- Cómo puedes caminar en siete horas 190 millones de años?
- Yendo con Paco, un aguilarense de 47 años de edad y muchos más de cultura y aprendizaje de su tierra, estudiando, caminando y oyendo a indígenas y estudiados.

Una nueva mañana de "infarto". Pero de los buenos. Sometiendo a mis piernas y mi mente a nuevas aventuras. Con Francisco Gutierrez Garcia siempre aprendo. Hasta en el esprín final para llegar a comer a las 15,40 h. Unos 25 kms.

Salimos a pie con -5º a las 9,15 h., desde Aguilar. Objetivo inicial, Camino Olvidado, ese que ya hice, casi pionero y con nieve en el invierno del 2014, y que en Aguilar tratan de resucitar y colocar en el lugar que se merece.

Corvio, San Vicente de Corvio (a ver unas tumbas en roca, necrópolis silvestre aún desconocida), Matamorisca, Tejera "Vieja" Medieval de Zalima... para volver por las profundidades del Embalse, en las que, no por ya pateadas estos 20 días anteriores, dejo de encontrar nuevas "cosas".

-"Ehhhh.... Somos Karmah y José Angel, los de Las Loras"
-"Y nosortros, Paco de Aguilar y Per Bat de Bilbao". Nos intercambiamos gritos en el "desierto" de arenas, piedras y barros. Ellos en la necrópolis y ermita de San Juan de Cenera, nosotros en el Bosque de Fósiles del Cretáceo Superior. Separados 200 metros, unidos en la investigación del pasado...y muy pasado.

Y en voz más baja.... "Patxi, son los geólogos del Geoparque de Las Loras, los que han descubierto el Dinosaurio fosilizado de hace 190 M. de años. Creo que van a verlo. Está por ahí al lado. Nos conocemos. Nos hemos intercambiado información".

Y como... "a Dios lo que es de Dios..." adjunto un buen artículo sobre Dinosaurios y el Embalse, publicado por Nuria Estalayo el 13-05-15.  El Embalse estaba casi al 100%. Ayer estaba al 7%. Sólo nos separan dos años y medio. Siento no haber podido ver el fósil del Dinosaurio, del que estuve muy cerca. Espero encontrar otra oportunidad.

 De fósiles y dinosaurios


Más de 150 personas participan en el Geolodía en los entornos de Aguilar de Campoo (Palencia)          





José Ángel Sánchez muestra el lugar donde se encuentran los ammonites fosilizados en la roca. / NURIA ESTALAYO
NURIA ESTALAYO | AGUILAR DE CAMPOO

Más de 150 participantes llegados de diversas provincias, incluida Palencia. Eso fue Geolodía el pasado domingo en los alrededores de Aguilar de Campoo, donde se caminó tras las huellas del jurásico. Entre los asistentes se contó con la alcaldesa de Aguilar, María José Ortega, y la presidenta de laDiputación, Ana Asenjo, mostrando así el apoyo de las dos instituciones a esta actividad y al geoparque Las Loras.


Los geólogos Karmah Salman y José Ángel Sánchez, al frente de la Asociación de la Reserva Geológica de las Loras (Argeol), fueron los organizadores del Geolodía, una actividad que se realiza simultáneamente en toda España y tiene como objetivo dar a conocer lugares interesantes desde el punto de vista de la geología, además de ser una manera de sensibilizar a la población sobre la importancia y necesidad de proteger el patrimonio geológico. 


Los participantes fueron guiados por diferentes parajes y fueron detectando algunos restos de cómo era la vida en la zona hace 190 millones de años. De este modo, aprendieron a leer algunas de las historias que cuentan las rocas, y escucharon la relevante información que ofrecen sobre los cambios climáticos, los movimientos de las placas tectónicas y sus consecuencias. Y gracias a esa lectura descubrieron que la Montaña Palentina estuvo sumergida en la era jurásica y que luego volvió a emerger para sumergirse y emerger de nuevo. 


Los asistentes al Geolodía se tropezaron con vestigios que mostraban esos episodios oceánicos habidos en el norte palentino. Fósiles de caracolas, ammonites (extinguidos moluscos marinos) en el suelo y estampados en las rocas fueron algunos de los restos encontrados.

Y allí donde se hallaron se dejaron. Los geólogos recordaron que los fósiles están protegidos por la ley, y enfatizaron que es muy importante que no se lleven a casa y que permanezcan en el lugar, «porque además de contarnos el pasado, también pueden ayudar a predecir el futuro». Además los fósiles son un patrimonio natural que es de todos y del que todos debemos disfrutar y aprender. Por otro lado, observando la erosión del entorno, los asistentes descubrieron los depósitos fluviales y de lagos, hoy desaparecidos, que hubo en esa zona, cercana a Camesa.


Otro de los lugares que visitaron ese día fueron los alrededores del castillo aguilarense. Allí, lupa en mano, observaron numerosos jacintos, pequeños cristales que brillan como diamantes, pero que en realidad se trata de una variedad de cuarzo, muy bella y abundante en ese entorno.


La actividad concluyó con un paseo por la orilla del embalse aguilarense, donde se les informó de la existencia de sumergidos árboles fosilizados y que cerca de allí se descubrieron algunas partes de un dinosaurio ornitópodo. Para terminar, se sentaron cerca de los arbustos que hay fosilizados en las rocas. Restos jurásicos imposibles de ver el domingo porque el agua embalsada actualmente en el pantano aguilarense roza el cien por cien de su capacidad.


Las sensaciones de esta mañana han viajado en el tiempo millones de añós. Las muestras en el recorrido son palpables para los que lo vivimos intensamente. Y, en todo caso, simpre llamativas para todos.


viernes, 17 de noviembre de 2017

BOSQUE FOSILIZADO Y NECROPOLIS DE SANTILLANA DE CORVIO (Pa)

En tres semanas vuelvo a "sumergirme" en las profundidades del Embalse de Aguilar, hoy más seco que nunca. Y para ello he venido desde 180 kms. al norte. Con el geólogo siempre en activo Avelino Molina González. Estudiar una vez más el "bosque" era su objetivo. Aprender de él, el mío. Y la mañana nos ha dado para mucho más: la necrópolis de ese pueblo ya desaparecido en 1255. Y de paso, nos hemos acercado hasta Cenera de Zalima, cuyos restos de la iglesia románica del s.XII, son tema actual en Aguilar para el pueblo y para "estudiosos" que nos preocupamos.

Como corresponde a un experto, cámara y mochila en ristre, decímetro de referencia y vara de avellano negro bien tallado y de 1,90 m. Y con toda su experiencia de 66 años en su mente. Ese es Avelino, hoy mi maestro. Y creo que maestro y alumno hemos disfrutado a tope, con el complemento de una mañana soleada y cálida. Y hasta del encuentro con cuatro personas muy conocidas y documentadas de Aguilar.

Algunos datos y fechas para situarnos El Embalse se llenó e inauguró en 1963. Cuatro pueblos habitados quedaron bajo las aguas, Cenera de Zalima, Villanueva del Río, Frontada y Quintanilla de la Berzosa. Del primero, 54 años después andan/andamos queriendo salvar lo que queda de su iglesia románica del s. XII. La del segundo corrió otra suerte: se desmontó y recolocó en Palencia capital. La de Chantada se libró por quedar fuera de las aguas, aunque ha sido muy reformada. Yo me quedo con la iglesia de Quintanilla de la Berzosa y con su necrópolis cercana, que por estar casi en el monte y lejana a la población, no ha tenido que ser "rescatada" ni apenas manipulada por los depredadores humanos.

El "bosque" se mantiene casi intacto, salvo los movimientos naturales, procesos de millones de años de la naturaleza... y alguna pequeñez (aún) de los humanos depredadores. Las numerosas fotos de hoy, quedarán para la historia y/o para algún museo, si las piden. 
La cifra de árboles fosilizados es de varias decenas. La visualización de los mismos, depende de los conocimientos, inquietud y el tiempo de reconocimiento que use cada visitante.

Pasamos a la Necrópolis. No está lejos. No es fácil dar cifras de sus enterramientos antropomorfos en la roca arenisca excava, de los habitantes, de la riqueza de la zona. Yo he llegado hasta saber que en 1255 ya no consta como población. Su desaparición pudo ser por alguna peste, pero también por un traslado a tierras más fértiles. La existencia de mucha tejería, de tumbas de niños, de cerámica muy quemada, tampoco es concluyente.
Las tumbas de los ricos mantienen lápidas encimeras de una sola pieza, de enorme peso, sacadas de allí mismo por los canteros de la roca arenisca. Las de los no pudientes, se  cubrían con tejas curvas, la antiquísima teja conocida como árabe, muy probablemente  cocida en la misma zona o muy cerca.

Distanciada de la Necrópolis y cerca de Cenera, hay constancia de dos ermitas. Junto al previsible lugar de  una de ellas, encontré esta tumba el pasado día 28 de octubre, en mi visita de inspección en solitario a la zona.
Un matrimonio, muy conocido en Aguilar por regentar una céntrica cafetería, nos ha precedido en la visita. La pequeña charla, como la posterior con otras dos "mozas" y profesionales del periodismo en la zona, es muy positiva.
 
Predecesores de mi visita, han sabido conservar  valiosa pieza en su estado oculto por las aguas... y oculta la volvemos a dejar.

Con el buen tiempo, la entretenida y estudiosa charla y las horas que nos quedan en la mañana, me es fácil convencer a mi amigo de que debemos llegar hasta Cenera. El lo tiene trillado de visitas y fotos en este loco mes de sequía y acontecimientos para estas ruinas. Pero yo tengo la "espina clavada" de no haber podido llegar en mi anterior intento del sábado 28 de octubre, en el que me hundí en el lodo a 100 metros del "pueblo" y de su iglesia. El embalse sigue bajando. Yo estimo que en 20 días su nivel ha descendido metro y medio. La "carretera" que como mal necesario ha hecho la Confederación a partir del pasado lunes 6, para sacar los capiteles y columnas románicas, nos facilita el paseo por el pueblo tragado por las aguas.
 
 

Mi reportaje de fotos es muy amplio. Me parece suficiente con estas muestras. La "red" tiene amplísima información para el que quiera documentarse. Y, si no llueve de fundamento, quedan días para seguir visitándolo. Porque las cimas blancas de mis "amigos" Curavacas y Espiguete, poca agua van a suministrar a este  "charco". Veo  tan poca nieve, que igual mañana me acerco de nuevo hasta la cima del Valdecebollas (2142).

Pillo a mi amigo geólogo Avelino, contemplando, disfrutando y estudiando la iglesia y el pueblo desde esta "alturita".. Va para él mi agradecimiento... y mi "envidia" a Aguilar de Campóo por tener  a un tío tan cualificado, comunicador y estudioso entre sus habitantes de todo el año. Otros, sólo lo hacemos de paso.
 

jueves, 2 de noviembre de 2017

ESPIGUETE (2450) Y CASCADA DE MAZOBRE (II-2017)

Semana intensa de aventuras, de creación y superación, de aprender y de enseñar... Hoy toca ir a ver amanecer al coloso "de piso namuriense, caliza tableada y masiva de montaña del carbonífero superior" -son palabras del amigo geólogo Avelino Molina Gonzalez-. Yo lo defino como una montaña única en casi todo el cuadrante superior izquierdo de la P.Ibérica.
A las 8,35 h. sale el sol por encima del embalse, ya casi seco, de Ruesga. Su presencia va a ser muy corta para mí en este día duro de montaña.
Consigo hollarlo por quinta vez, cuatro en soliario. Hoy he sido el único en la cima en el día. La niebla me ha envuelto. Arista E para subir y pedrera N para bajar a la Cascada de Mazobre, a la que también le he dedicado unas fotos y un rato.

Cuando subes por la arista de un macizo rocoso, con nieblas muy cercanas, no sabes bien cual es la cima... ni aunque la hayas hollado cuatro veces con anterioridad separada en los tiempos.
Hoy sólo estaba para profesionales. No recomendable a domingueros y menos en solitario. A las siete horas montañeando, hay que sumarle dos más de viaje desde Aguilar, 130 kms. Vacas y corzos en la carretera. Y más corzos en la montaña, casi en pequeña manada. Siempre me ilusiona verlos.

El descenso de una familia de tres veteranos es lo único humano que veré en la larga travesía. Charlamos. Me informan de la cerrada niebla de arriba y de su retirada. Yo sigo, pero necesito alimentarme y beber antes de meterme en más problemas.  

13,09 h. Cueva-grieta cerca de la Cima Oeste.
 
A las 13,15 h. alcanzo la segunda cima. La niebla cerrada y la carencia de signos humanos me hace dudar y, en consecuencia, asegurarme de que lo es, por el suelo pisado, hitos e inclinación del terreno en todos los sentidos. Han sido cuatro horas tranquilas, charla con montañeros y descansos a alimentarme incluídos. Paso lento y asegurándome en todo momento, aunque sin bastones, como ya hace tiempo que camino y montañeo.
 
El descenso siempre es más peligroso. Y la cara N. es una morrena pedrera en varios de sus primeros cientos de metros. De un palo seco, encontrado al inicio del ascenso, he "fabricado" dos "piolets" muy prehistóricos, que al menos sí me han evitado en alguna caída "besar" el suelo con el culo.
A las 14,54 h. aún me entretengo en "estudiar" las cueva nº 4. Y después la nº 6.
Lo de este fósil, madera fosilizada, quizás de millones de años, es sin duda mi gran sorpresa en el Espigüete de hoy. Le he sacado muchas fotos a varias piedras y de distintos ángulos, todas en un espacio de unos 100m2... para su posterior estudio por un amigo geólogo.

15,41 h. Las Cascadas y Cataratas siempre son espectaculares. La de Mazobre, aunque está en sus horas más bajas por el poco caudal que lleva el Mazobre en la sequía continuada que arrastramos, sigue siendo interesante verla, disfrutarla y retratarla. 
 Prenda con anécdota: El Kharu finlandés de 1989 vuelve a la montaña, después del accidente del 31.12.2014, del que tuvo que ser rescatado y bajado por helicóptero .
 
Moraleja: La montaña y la naturaleza son seres superiores. No hay que minusvalorarlos. Es bueno ser su amigo... y respetarlos.
 
Dedicatoria de esta ascensión: A mis amigos de Grupo Montaña Zafareche Canfranc... con quienes tengo pendiente hollar el Vignemale (3299) en Francia.
http://anetismo.blogspot.com.es/2014/12/accidente-en-gorbea-1482-con-rescate-en.HTML


(Pendiente de subir mas fotos y  textos al pie de ellas)